Hipótesis de fisión: La Luna era
una “gota” de Tierra que se desprendió de nuestro planeta, cuando aún era un
semifluido, a causa de la rápida rotación. Es decir, la Luna surgió de una
parte que pertenecía a la Tierra, que se separó de ésta, y se unió a la órbita.
Inconveniente: para poder separarse una porción tan importante de nuestro
planeta, éste debería haber rotado a una velocidad tal que diese una vuelta en
tan sólo tres horas. Parece imposible tal velocidad, porque, al girar demasiado
rápido, la Tierra no se hubiese formado al presentar un exceso del momento
angular.
Hipótesis de captura: La Luna era un astro independiente
que quedó capturado en la órbita, en el campo gravitatorio terrestre.
Inconveniente: es difícil explicar cómo sucedió la importante desaceleración de
la Luna, necesaria para que ésta no escapara del campo gravitatorio terrestre.
Hipótesis
de acreción binaria: la
Tierra y la Luna nacieron en la misma
masa de materia que giraba alrededor del Sol. Inconveniente: si los dos
nacieron de la misma masa de materia, ¿cómo es posible que ambos tengan una composición
química y densidad tan diferentes?
Hipótesis
de impacto: Nuestro
satélite se originó tras la colisión contra la Tierra. El impacto hizo que
bloques gigantescos de materia saltaran al espacio, y mediante un proceso de creación
similar al que formó los planetas próximos el Sol, generó la Luna. Lo más
dudoso de esta teoría es que tendrían que haberse dado muchas coincidencias
juntas. La probabilidad de impactar con un astro errante era muy alta al inicio
del Sistema Solar, y lo más complicado es que la colisión no desintegrase
totalmente el planeta, y que los fragmentos fuesen lo suficientemente grandes
como para crear un satélite.
Hipótesis
de precipitación: Los
granos de polvo, vapores de metal y óxidos, se extendieron por la órbita cuando
la Tierra se formó, y formaron la Luna.
Fuentes de información: Astroyciencia
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