Los mayas sitúan el 21 de diciembre de
2012 como el fin de los tiempos. En esa fecha, dicen los agoreros, ocurrirá una
importante transformación del orden mundial, una especie de cataclismo cósmico
provocado por algo que puede caer del cielo. Sin embargo, los científicos están
convencidos de que el 21 de diciembre es un día como otro cualquiera y no
acabará el mundo.
1- El
choque con el planeta X
No sucederá ningún choque con ningún planeta,
llámese Nibiru o Planeta X,
simplemente porque ¡no existe! Desde el punto de vista científico la historia
no tiene ni pies ni cabeza. Ningún
satélite ni sonda de observación ha dado nunca con Nibiru y sería imposible
ocultar semejante catástrofe. Un
planeta así en nuestro sistema solar habría sido conocido desde hace mucho
tiempo, por observación directa por infrarrojos o por las perturbaciones
gravitacionales en otros objetos. Además, a estas alturas, ya lo tendríamos
encima y sería perfectamente
visible a simple vista.
2- El
impacto de un gigantesco asteroide
Desde luego, no será lo suficientemente grande como
para provocar una destrucción masiva como la que acabó con los dinosaurios
(supuestamente y según la teoría más aceptada) hace 65 millones de años. Los
astrónomos de la NASA tienen un completo programa de seguimiento de la
trayectoria de los asteroides potencialmente peligrosos para la Tierra y no han
observado ninguno que pueda ser tan amenazador como el aniquilador de
dinosaurios. La agencia espacial pone a disposición del público los hallazgos
de nuevos asteroides y sus aproximaciones, y cualquiera puede
comprobar que no esperamos visita (nos referimos a una grande, claro) el famoso
día 21.
3- Una llamarada solar que deje frita la
Tierra
Los
científicos han advertido en numerosas ocasiones de la necesidad de protegernos
de las eyecciones de partículas del Sol, que pueden, si son fuertes y apuntan
directamente a nuestro planeta, provocar serios problemas en nuestras redes de
energía y comunicaciones. La propia NASA elaboró hace años un informe en el que
se ponía en el peor de los casos y que suponía una catástrofe mundial. Sin
embargo el Sol alcanzará su máxima actividad a
finales de 2013 o a principios de 1014, no en 2012 y ni siquiera entonces
tendrá la suficiente energía para enviar un latigazo de fuego desde 93 millones
de millas que pueda destruir la Tierra.
4-Alineación
cósmica
La
Tierra y el Sol se alinean con el el centro de la Vía Láctea cada diciembre,
pero es un evento anual que no tiene ninguna consecuencia para nosotros. El
asunto de la alineación se puso de moda no ante la visita del cometa Elenin en
2011. Se creía que el cometa podía provocar una larga lista de desastres, entre
ellos erupciones masivas, grandes terremotos, tsunamis y tormentas solares catastróficas,
debido a que iba a estar alineado con la Tierra y el Sol, lo que significa que
se podría trazar una línea recta que tocara a la vez los tres cuerpos celestes.
Y resulta las dos últimas veces que esa alineación se produjo coincidió con los
terremotos de Chile (el 27 de febrero de 2010) y de Japón (el 11 de marzo de
2011). Sin embargo, como recordarán, el cometa Elenin alcanzó su máxima
cercanía a la Tierra a mediados de octubre de 2011 y continuó su viaje sin
causar el más mínimo daño al planeta. Es más, el «lucero de las catástrofes» acabó desintegrado.
5-
Inversión de los polos magnéticos de la Tierra
Una
reversión geomagnética es un cambio en la orientación del campo magnético
terrestre de forma que se intercambien las posiciones del polo norte y sur
magnético. Estos
eventos pueden durar de cientos a miles de años no tiene
porqué causar daños a la vida en la Tierra.
Fuente de información: www.abc.es - Pincha aquí
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