viernes, 16 de agosto de 2013

La flor cadáver, la más maloliente del mundo.

Esta gigantesca planta se llama Titan Arum, pero es más conocida como la «flor cadáver» por el terrible olor que emite, muy parecido al dela carne en descomposición. Su floración es apestosa, pero resulta todo un espectáculo, ya que solo ocurre cada siete años. La última acaba de producirse en el Jardín Botánico de Washington D.C., donde miles de visitantes han sido testigos del acontecimiento. La flor mide 2,4 metros de alto y se cree es el espécimen más grande visto jamás en Estados Unidos.
La flor empezó a abrir sus pétalos el pasado domingo por la tarde, con un olor lo suficientemente fuerte como para que los turistas tuvieran que taparse sus narices. Desde que comenzó a brotar el pasado 11 de julio como una ramita, la flor cadáver ha atraído a más de 120.000 visitantes, aproximadamente una décima parte del número anual del jardín en menos de dos semanas. Resultó ser un éxito inesperado durante la temporada turística de verano en Washington.
Por cerca de 48 horas, las largas colas de visitantes intentaban avanzar lentamente lo suficiente para obtener una bocanada del terrible olor que en el mundo natural atrae a carroñeros como escarabajos y moscas. El pútrido olor es crucial para su supervivencia en estado silvestre, ya que transmite a las abejas polinizadoras que la planta está floreciendo. Una vez que las abejas se posan en la flor, esta se cierra sobre ellas y las mantiene atrapadas hasta que quedan cubiertas de polen.

La Titam Arum es nativa de la selva tropical de Indonesia y es una de las plantas más grandes del mundo, puede alcanzar los 3,5 metros de altura. Su grandeza es breve. Después de unos pocos días, exhausta por sus esfuerzos, la flor comenzará a marchitarse.
Fuente de información: www.abc.es/ciencia/20130724/


martes, 13 de agosto de 2013

Nueva teoría sobre la evolución de los agujeros negros.

Un estudio de la Universidad de Durham (Reino Unido) que permite determinar el giro de los agujeros negros podría ayudar a arrojar luz sobre la evolución de estos objetos y de las galaxias a las que se ancla. Según han explicado los expertos, esta teoría está íntimamente ligada al crecimiento y la actividad de los agujeros negros supermasivos.
Para este trabajo, se ha utilizado el telescopio XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea (ESA). Las observaciones se han realizado sobre un agujero negro supermasivo que contiene tanta masa como 10 millones de soles y que arroja prodigiosas cantidades de energía, ya que se alimenta de la materia en su disco de acreción.
XMM-Newton observó este comportamiento en óptica ultravioleta y rayos X, lo que permite a los astrónomos medir hasta qué punto el disco se encuentra en el agujero negro.
El autor principal del trabajo, Chris Done, ha explicado que un agujero negro estudiado se halla en el centro de una galaxia espiral a 500 millones de años luz de la Tierra y engulle gas y polvo del disco de acreción que rodea. Durante la investigación, se ha medido la distancia entre el borde interior del disco y el agujero negro, lo que, a su vez, les ha permitido estimar giro del agujero negro.
«Si un agujero negro está girando, arrastra el espacio y el tiempo con él y arrastra el disco de acreción que contienen sus alimentos», ha indicado Done para explicar que «esto hace que el agujero negro gire más rápido, como un patinador de hielo que hace una pirueta».
Los investigadores han apuntado que la técnica podría ayudar a los astrónomos a abordar preguntas generales acerca de la evolución galáctica, que está íntimamente ligada al crecimiento y la actividad de los agujeros negros supermasivos que se esconden en el corazón de la mayoría, si no todas, las galaxias.

«La comprensión de esta relación entre las estrellas en una galaxia y el crecimiento de un agujero negro, y viceversa, es la clave para la comprensión de cómo las galaxias se forman a través del tiempo cósmico», ha apuntado el científico.
Fuente de información: www.abc.es/ciencia/

sábado, 10 de agosto de 2013

La felicidad afecta a los genes.

El cuerpo distingue, a nivel celular, los distintos tipos de felicidad. La sensación de bienestar motivada por un noble objetivo genera beneficios para la salud, mientras que el hedonismo puede ocasionar efectos negativos.
Han clasificado la felicidad en dos apartados: hedonista y eudaimonista
La filosofía ha clasificado la felicidad en dos apartados: la hedonista, ligada al placer, y la eudaimonista, una manera más profunda de sentir la experiencia. La investigación señala que aquellas personas más tendentes a la noble felicidad presentan un perfil génico favorable, mientras que aquellos más hedonistas tienen perfil negativo.
Steven Cole, coautor del estudio y profesor de Medicina en UCLA, lleva diez años examinando cómo responde el genoma humano al estrés, la miseria, el miedo y en general a todos los factores negativos. Ahora se ha preguntado además cómo afecta el bienestar a la expresión génica. Estudios anteriores habían indicado que las células inmunes circulantes muestran un cambio sistemático en los perfiles de expresión génica de base durante periodos prolongados de estrés, amenaza o incertidumbre, caracterizado por un aumento de la expresión de genes implicados en la inflamación (relacionados con una amplia variedad de trastornos como la artritis o las enfermedades coronarias) y una disminución en la expresión de genes implicados en respuestas antivirales.
«En la sociedad contemporánea, la activación crónica de amenazas sociales puede causar lesiones cardiovasculares o neurodegenerativas y puede poner en peligro la resistencia a las infecciones virales», explicó Cole. Los investigadores tomaron muestras de sangre de 80 adultos sanos, que fueron evaluados además por sus factores psicológicos y conductuales.
Hacer el bien y sentirse bien tiene efectos muy diferentes en el genoma.
La eudaimonía genera perfiles de expresión génica favorable, mientras que el hedonismo provoca un perfil adverso. «Todos parecían tener los mismos altos niveles de emoción positiva. Sin embargo, sus genomas estaban respondiendo de manera muy diferente», aclara Cole. «Lo que este estudio nos dice es que hacer el bien y sentirse bien tiene efectos muy diferentes en el genoma humano, a pesar de que generan los mismos niveles de emociones positivas», dice.
«Sabemos por muchos estudios que ambas formas de bienestar se asocian con una mejor salud física y mental, además de los efectos derivados de la reducción del estrés y de la depresión. Pero hasta ahora se había tenido poca información sobre las bases biológicas de estas reacciones», señala Fredrickson. Según los investigadores, estos resultados revelan el coste oculto del bienestar puramente hedonista.

A Fredrickson el hallazgo le resultó sorprendente al principio y cree que la explicación se encuentra en que las personas que experimentan el hedonismo consumen lo que sería un equivalente emocional a las calorías vacías. “Sus actividades diarias les proporcionarían felicidad a corto plazo, pero tendrían consecuencias físicas negativas a largo plazo. 
Fuente de información: www.abc.es/ciencia/20130731

jueves, 8 de agosto de 2013

Si te acuestas muy tarde es posible que seas inteligente y poco fiable.

El mundo se divide en dos clases de individuos: los que no son personas antes del primer café de la mañana y los que sí.
En ciencia, este fenómeno se atribuye a los llamados ritmos circadianos, los ciclos de 24 horas que regulan nuestro reloj biológico en periodos de sueño y vigilia. Lo normal es que el tiempo de sueño en un ser humano comience a medida que se apaga la luz solar, ya que por naturaleza somos animales diurnos. En esta fase el cuerpo entra en modo «ahorro de energía»: la temperatura corporal desciende y dejamos de segregar hormonas. Progresivamente vamos apagando nuestros sistemas. Dejamos de estar en alerta, disminuyen los reflejos, nos volvemos torpes, llegando al mínimo de actividad entre las 3 y las 6 de la madrugada.
Estos ritmos se autoregulan si respetamos una rutina acorde con nuestros hábitos vitales. Sin embargo, cuando un individuo no puede descansar respetando lo que dicta su reloj interno, los ritmos circadianos se desregulan, perdiendo una parte importante de nuestras capacidades físicas y mentales
Recientes estudios han descubierto que hay personas que se salen de la norma. Por un lado están las aves nocturnas, cuyos ciclos circadianos son más largos de lo habitual. Según explican los investigadores Ibcia Santibáñez Lara y Jorge Sánchez Vega, los «noctámbulos» tienen desplazados los periodos de sueño y sienten la necesidad de acostarse más tarde, cerca de las 2 de la mañana.
Además, a diferencia de los demás seres humanos alcanzan el climax de su actividad y en general son más productivas y más creativas pasada la medianoche. Si se les obliga a llevar ritmos muy matutinos y a levantarse temprano, es probable que atraviesen periodos de somnnolencia excesiva y les cueste arrancar por la mañana, ya que su ritmo natural las hará levantarse espontáneamente pasadas las 10 de la mañana.
Por otra parte, las personas con un ciclo circadiano «adelantado» se levantan espontaneamente entre las 5 y las 6 de la mañana y rara vez se acostarán más tarde de las 11 de la noche. Estas personas tienden a hacer las tareas que requieran más esfuerzo físico y mental por las mañanas, y su ritmo de producción decae a lo largo de la tarde. Si se obliga a estas personas a trabajar en turnos nocturnos es probable que no se adapten con facilidad al ritmo y pierdan eficacia en sus tareas diarias.

Investigaciones posteriores han descubierto que existen paralelismos entre los hábitos de sueño y la personalidad. En ese sentido, el investigador de la London School of Economics, Satoshi Kanazawa, descubrió que los «trasnochadores» o «aves nocturnas» en general tienen un coeficiente intelectual por encima de la media.
La conclusión que extrajo el equipo de Kanazawa es que estas personas están más adaptadas a los tiempos modernos y han abandonado las costumbres de nuestros ancestros, por ser seres más complejos y evolucionados. Sin embargo, los noctámbulos son también más irracionales y en general poco fiables en sus reacciones y conductas. Por contra y según demuestra un estudio de 2008 dirigido por la psicóloga Marina Giamnietro, los diurnos, son más ordenados y es poco habitual que desarrollen trastornos de la personalidad como depresiones o adicciones.
Fuente de información: www.abc.es/ciencia/20130720/


miércoles, 7 de agosto de 2013

Plantan árboles en el desierto para disminuir los efectos del cambio climático.

Científicos alemanes han desarrollado una técnica consistente en la plantación de la «Jatropha curcas» a gran escala, en zonas áridas y secas para capturar CO2
Mientras el planeta empieza a sentir los efectos del aumento del dióxido de carbono en la atmósfera y el consecuente aumento global de la temperatura, los investigadores están buscando un «plan b» para mitigar los efectos del cambio climático.
Un grupo de científicos alemanes han desarrollado un método para que la captura de dióxido de carbono, se haga de forma natural, es decir, a través de los árboles. La técnica, «Carbon farming», consiste en plantar árboles en regiones áridas a gran escala para capturar CO2.
Cuando se trata de capturar dióxido de carbono de la atmósfera, el equipo de trabajo ha mostrado que la planta «Jatropha curcas», es la más idónea. Es una planta oleaginosa de cuyas semillas se obtiene aceite a partir del que puede producirse biódiesel. 
Es originaria de México y Centroamérica, pero que crece en la mayoría de los países tropicales. Se la cultiva en América Central, Sudamérica, Asia, India y África.
Es muy resistente a la aridez por lo que puede ser plantada en zonas calurosas y secas, en tierras que no son apropiadas para obtener alimentos. Esta planta, lógicamente también necesita agua, por lo que las áreas costeras donde se puede desalinizar el agua de mar es ideal para esta plantación.
El estudio muestra que una hectárea de Jatropha puede capturar hasta 25 toneladas de dióxido de carbono atmosférico por año, durante un periodo de 20 años. Una plantación que ocupara el 3% del desierto árabe, podría, por ejemplo, absorber en un par de décadas todo el CO2 producido por los vehículos en Alemania durante el mismo periodo de tiempo. 
Con mil millones de hectáreas cultivadas, se podría absorber una porción significativa del CO2 que está en la atmósfera desde la revolución industrial.
Pero hay más ventajas: el precio de esta técnica va de los 42 a los 63 euros por tonelada de CO2, haciéndola competitiva con otras técnicas de captura y almacenamiento. Además, después de unos años, las plantas podrían producir bioenergía que puede servir para «alimentar» los sistemas de irrigación y desalinización.
Fuente de información: www.abc.es/ciencia/20130801


martes, 6 de agosto de 2013

Desarrollan un polímero transparente que convierte cualquier vidrio en un panel solar.

Un grupo de investigadores de la norteamericana Universidad de California en Los Ángeles (Ucla) han desarrollado un polímero transparente que podría revolucionar el panorama energético actual. Dicho polímero, totalmente transparente, convierte cualquier superficie de vidrio en un panel solar.
El dispositivo, que puede aplicarse en dispositivos tan diversos como las ventanas de una casa, el techo panorámico de un coche o la pantalla de un móvil, consiste en dos células fotovoltaicas de polímero fino para acumular la luz del sol y transformarla en energía. Al constar de dos células, puede capturar hasta un 80% de la luz infrarroja que atraviesa la película, frente al 40% en el caso de una célula única. También capturan una parte de la luz visible, entre otras razones, gracias a un polímero sensible a rayos infrarrojos.
Los investigadores ya disponen de un prototipo operativo pero no dicen cuándo la nueva tecnología podría introducirse en la práctica.
Fuente de información: www.abc.es/ciencia/20130801/