El cuerpo
distingue, a nivel celular, los distintos
tipos de felicidad. La sensación de bienestar motivada por un noble
objetivo genera beneficios para la salud, mientras que el hedonismo puede ocasionar efectos
negativos.
Han clasificado la felicidad en dos apartados: hedonista y eudaimonista
La filosofía ha clasificado
la felicidad en dos apartados: la hedonista,
ligada al placer, y la eudaimonista,
una manera más profunda de sentir la experiencia. La investigación señala que
aquellas personas más tendentes a la noble felicidad presentan un perfil génico
favorable, mientras que aquellos más hedonistas tienen perfil negativo.
Steven Cole,
coautor del estudio y profesor de Medicina en UCLA, lleva diez años examinando cómo responde el genoma humano al estrés,
la miseria, el miedo y en general a todos los factores negativos. Ahora se ha
preguntado además cómo afecta el bienestar a la expresión génica. Estudios
anteriores habían indicado que las células inmunes circulantes muestran un
cambio sistemático en los perfiles de expresión génica de base durante periodos
prolongados de estrés, amenaza o incertidumbre, caracterizado por un aumento de
la expresión de genes implicados
en la inflamación (relacionados con una amplia variedad de
trastornos como la artritis o las enfermedades coronarias) y una disminución en
la expresión de genes implicados en respuestas antivirales.
«En la sociedad
contemporánea, la activación crónica de amenazas sociales puede causar lesiones cardiovasculares o
neurodegenerativas y puede poner en peligro la resistencia a las
infecciones virales», explicó Cole. Los investigadores tomaron muestras de
sangre de 80 adultos sanos, que fueron evaluados además por sus factores
psicológicos y conductuales.
Hacer el bien y sentirse bien tiene efectos muy diferentes en el genoma.
La eudaimonía genera
perfiles de expresión génica
favorable, mientras que el hedonismo provoca un perfil adverso. «Todos
parecían tener los mismos altos niveles de emoción positiva. Sin embargo, sus
genomas estaban respondiendo de manera muy diferente», aclara Cole. «Lo que
este estudio nos dice es que hacer el bien y sentirse bien tiene efectos muy
diferentes en el genoma humano, a pesar de que generan los mismos niveles de
emociones positivas», dice.
«Sabemos por
muchos estudios que ambas formas de bienestar se asocian con una mejor salud física y mental, además de
los efectos derivados de la reducción del estrés y de la depresión. Pero hasta
ahora se había tenido poca información sobre las bases biológicas de estas
reacciones», señala Fredrickson. Según los investigadores, estos resultados
revelan el coste oculto del bienestar puramente hedonista.
A Fredrickson
el hallazgo le resultó sorprendente al principio y cree que la explicación se encuentra en que las
personas que experimentan el hedonismo consumen lo que sería un
equivalente emocional a las calorías vacías. “Sus actividades diarias les
proporcionarían felicidad a corto plazo, pero tendrían consecuencias físicas
negativas a largo plazo.
Fuente de información: www.abc.es/ciencia/20130731
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