El
calor
y
el frío
no
solo influyen en los seres que viven en las superficies terrestre y
marina, sino que también causan un efecto importante en los que
habitan los fondos
oceánicos.
No obstante, en el agua los cambios
tardan
más en notarse, debido a que en este medio la temperatura
se
modifica menos y de forma más lenta que en tierra, lo que retarda el
avance de las estaciones
oceánicas.
Sin
embargo, durante el invierno y el verano, las grandes diferencias
térmicas entre
la superficie y el fondo hacen que se formen capas acuosas que no se
mezclan entre sí, debido a su distinta densidad. En estas épocas,
los nutrientes quedan atrapados cerca del fondo, donde no llega la
luz. En cambio, en los periodos más templados de primavera y otoño
las aguas vuelven a mezclarse, y el alimento abunda en la superficie,
lo que, junto con la luz solar, permite a las algas que forman el
fitoplancton
–los
microorganismos que hacen lafotosíntesis–
crecer tan rápidamente como sus vecinas terrestres.
También
con la subida de la temperatura del agua, algunas especies, como las
medusas
"se
vienen arriba" y su presencia es notoria. Cuando abundan, es
señal de que ha habido un ascenso térmico. El aumento de las
temperaturas oceánicas también está afectando a la biodiversidad
de
los mares.
Fuente de información: www.muyinteresante.es
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