Existen
algunos estudios recientes que señalan que trabajar después de los
65 años podría ser beneficioso para el funcionamiento cognitivo
(Roberts y cols., 2011), aunque también existen datos que indican lo
contrario. En esta situación, Kandauda Wickrama y Catherine Walker,
de la Universidad de Georgia en Estados Unidos han publicado un
interesante estudio sobre la relación entre el trabajo después de
los 65 años y el funcionamiento de la memoria. Evaluaron a una
muestra de 8.165 personas mayores de 65 años en tres momentos
temporales entre 2002 y 2006, recogiendo información sobre su
situación laboral (trabajo a tiempo completo, retirado…), el tipo
de trabajo que realizaban (manual, profesional…) y variables como
edad o nivel educativo. También evaluaron su memoria inmediata
presentándoles una lista de diez palabras que tenían que aprender y
pidiendo que los participantes repitiesen en voz alta todas aquellas
palabras que pudieran recordar inmediatamente tras acabar su
presentación. Después de varios minutos, evaluaban su memoria
demorada pidiéndoles de nuevo que recordasen la misma lista de
palabras.
El
resultado del estudio mostró que
la situación laboral fue un buen predictor de la tasa de deterioro
de la memoria
inmediata entre el 2002 y el 2006. Aquellas personas mayores de 65
años que habían mantenido un trabajo a tiempo completo mostraron un
menor declive en la memoria inmediata, incluso tras controlar otras
variables como la edad.
Como
los propios autores sugieren, es muy posible que estar ‘en activo’
laboralmente hablando, suponga mantener un mayor
nivel de ejercicio de la memoria inmediata,
y conservar ciertos hábitos de vida intelectual y social en la vida
adulta ya ha demostrado favorecer un mejor nivel de rendimiento
cognitivo. Queda aún por averiguar el papel que variables como el
estrés laboral tienen sobre esta relación entre trabajo y memoria.
Fuente de información: www.muyinteresante.es
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