La
civilización egipcia es todo un misterio. Desde sus gigantescas
pirámides hasta las momias,
esfinges,
jeroglíficos y creencias teológicas. Ahora un grupo de
investigadores del Proyecto Djehuty, liderado desde el Consejo
Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han descubierto en
el extremo norte de la necrópolis de Dra Abu el?Naga, en Luxor
(antigua Tebas), un ataúd intacto de un hombre llamado Neb, del año
1600 a.C. correspondiente a la dinastía XVII del antiguo
Egipto.
Los
investigadores ya intuían que en el interior de la cámara debía
encontrarse un ataúd. En su día se selló la entrada perfectamente
con adobe y desde entonces nadie había accedido a la sala.
Como
si de un descubrimiento del mismísimo Indiana Jones se tratara, el
cuerpo de Neb ha sido hallado en una cámara sepulcral excavada en la
roca a cuatro metros de profundidad. El
ataúd, de dos metros de largo y medio metro de ancho, se encuentra
en buen estado de conservación,
y mantiene brillantes los colores de su decoración original.
Dentro
de la pequeña cámara tallada en la roca se ha recuperado
un gran ataúd antropomorfo de madera tallado y decorado siguiendo el
estilo característico de la dinastía XVII, denominado “rishi”
(que significa “alas” en árabe). Como detalla José Manuel
Galán, director del proyecto Djehuty, “por ese motivo, el ataúd
tiene pintado en la tapa un par de alas extendidas sobre el cuerpo
del difunto, como si una diosa alada le abrazara por detrás,
otorgándole así su protección en el más allá”.
“Este
estilo de ataúd es muy poco frecuente, pues estuvo en uso solo
durante un breve periodo de tiempo, cuando Egipto no estaba
unificado.
Así, muy pocos han sido hallados en su lugar original y han sido
bien documentados en su contexto arqueológico”, detalla el
investigador del CSIC.
Una
inscripción recorre desde el pecho hasta los pies la tapa del ataúd
y dirige una invocación de ofrendas a un hombre llamado Neb. Su
momia todavía se encuentra dentro de la caja y, aparentemente, en
buen estado.
Este
hallazgo, junto con otros llevados a cabo en ese mismo área,
confirman que Dra Abu el-Naga era el lugar donde se hicieron enterrar
los miembros de la familia real de la dinastía XVII y sus
cortesanos, 1600 a. C. Un periodo poco conocido y, al mismo tiempo,
clave para entender el origen del imperio Egipcio, así como la
estructura y funcionamiento de la administración en la nueva capital
del país, Tebas.
Fuente de información: www.muyinteresante.es
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