La causa de que existan hombres gais o
mujeres lesbianas sigue intrigando a los científicos. Y nadie encuentra una
explicación. La última explicación
sugerida es la de la epigenética. Utiliza la idea de la exposición del cerebro
a la testosterona {los fetos (en concreto, los cerebros) masculinos (con
cromosomas sexuales XY) expuestos a menos testosterona de lo normal resultaban
en niños gais, y que los femeninos (XX) expuestos a más testosterona,
resultaban en lesbianas.}, pero la matiza por la variabilidad en la epigenética
de los distintos embriones, y se acerca a dar una explicación a la existencia
de varias personas homosexuales en la misma familia.
La epigenética es el conjunto de
interruptores que hacen que unos genes se expresen o no. Imaginemos que cada
célula es una unidad de una fábrica de coches. En ella, en cada momento hará
falta algo, desde un utilitario (una proteína) a un deportivo (insulina). Todas
las instrucciones de todo lo que se fabrica en la instalación están en un mismo
ordenador (el núcleo celular). Si no hubiera ningún control, la fábrica se
saturaría, llena de utilitarios y deportivos por igual. La epigenética, de
alguna manera, es el conjunto de instrucciones que hace que en una célula se
fabriquen proteínas, y, solo en las del páncreas, insulina.
Los autores no descartan que otros
factores influyan, y, prudentemente, dicen que sus epimarcas “subyacen” en la
homosexualidad. Con ello dejan abierta la puerta a las cuestiones ambientales
(que también alteran la epigenética) o emocionales que explican la variabilidad
de las relaciones y el comportamiento humano (más el caso, que ni mencionan, de
los bisexuales).
Fuente de información: sociedad.elpais.com
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