Si llega a ser
visible desde la Tierra, el Ison puede ser el cometa más espectacular en el
cielo en el último medio siglo, dicen los astrónomos. Pero no descartan aún que
el objeto, viajero desde los confines del Sistema Solar, se desintegre cuando
se acerque hasta 1,2 millones de kilómetros del Sol, el próximo 28 de
noviembre. En cualquier caso, astrónomos de todo el mundo se han puesto en
acción para aprovechar la oportunidad que el Ison ofrece de seguirle y estudiar
su evolución. Ahora está casi a la distancia de la órbita de Júpiter, pero el
veterano telescopio espacial Hubble ha logrado fotografiarle y los
especialistas ya han tenido motivo de asombro: aún a esa distancia, el cometa
tiene coma y cola, estructuras que forman estos objetos cuando están más cerca
del Sol. Otro telescopio en órbita de la NASA, el Swift, lo fotografió en
ultravioleta el pasado 30 de enero, y también lo hizo la sonda Deep Impact.
El nuevo
cometa, procedente de la lejana nube de Oort (región esférica en los confines
del Sistema Solar, rica en cometas y asteroides), está ahora a unos 630
millones de kilometros de la Tierra y a 620 millones del Sol, según han
informado los científicos del Hubble; su núcleo debe medir cinco o seis
kilómetros de diámetro, el coma o cabellera (la atmósfera de gas y polvo que lo
envuelve) mide ya 5.000 kilómetros de diámetro, aproximadamente 1,2 veces la
anchura del continente australiano, y la cola se extiende más de 90.000
kilómetros, saliéndose del campo de visión del telescopio espacial.
El Ison fue descubierto, el pasado 21 de septiembre, por los astrónomos
rusos Vitali Nevski y Artyom Novichonol, miembros de la Red Óptica Científica
Internacional (ISON, en sus siglas en inglés) que ha dado nombre al cometa,
oficialmente denominado C/2012 S1. Luego, al revisar archivos astronómicos se
identificó el objeto en observaciones de diciembre de 2011 y enero de 2012.
Cuando lo
localizaron en el cielo Nevski y Novichonol, el cometa estaba a algo más de
1.000 millones de kilómetros de la estrella, más de seis veces la distancia
media de la Tierra al Sol (Unidad Astronómica, 150 millones de kilómetros). Es
la primera vez que el Ison se acerca al centro del Sistema Solar, según los
cálculos. En octubre próximo se acercará a Marte y el 28 de noviembre pasará a
poco más de un millón de kilómetros de la superficie del Sol. Desde la Tierra
se podrá observar en el cielo a finales de este año y principios del próximo,
ya de retirada, si sobrevive al calor y la gravedad del astro. Al fin y al
cabo, un cometa es una bola de hielo sucio. “Como todos los cometas, el Ison es
un bloque de gases helados mezclados con polvo”, explican los científicos de la
misión Swift. Al aproximarse al Sol, el material helado se transforma de sólido
a gas, en un proceso llamado sublimación, y se generan chorros de material que
refleja la luz solar y brilla. Normalmente,
el agua de un cometa permanece helada hasta que está a una distancia de la
estrella de unas unidades astronómicas.
El hecho de que
sea visible desde Marte, dado que allí hay una flotilla de naves, en el suelo y
en órbita, que lo pueden observar, añade interés al cometa. De momento, los
científicos están estudiando el Ison en la lejanía, y esta misma semana van a
apuntar de nuevo el Hubble hacia él para tomar más datos. “Queremos averiguar
la proporción de los tres hielos dominantes en su composición: agua, monóxido
de carbono congelado y dióxido de carbono igualmente helado, o hielo seco”,
explica Michael A’Hearn, astrónomo de la Universidad de Maryland.
Fuente de información: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/04/30/actualidad/1367349633_089907.html
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