Conejos,
visones o mosquitos transmisores de enfermedades son algunas de las
"especies invasoras" que proliferan en la Unión Europea (UE) y que
suponen un serio riesgo no sólo para la biodiversidad, sino también para la
salud humana y la economía, alertó la Agencia Europea de Medio Ambiente
(AEMA).
Los cerca de 10.000 organismos
introducidos, accidentalmente o no, por los humanos en la UE desde otros
territorios causan pérdidas de hasta 12.000 millones
de euros anuales, según dos informes publicados por la AEMA.
Ese riesgo se puede trasladar también a
los humanos, como es el caso del mosquito tigre ('Aedes albopictus'), una
especie que ha llegado desde Asia para instalarse con fuerza en el sur de
Europa y que transmite enfermedades como el brote de la rara fiebre
chikungunya registrado en el norte de Italia en 2007.
Este suceso demostró la seriedad del
problema y que el reto podría estar aumentando.
Las previsiones de la evolución del
cambio climático muestran que el mosquito tigre se expandirá
más aún, particularmente en torno al Mediterráneo y, por tanto,
en España y más al norte.
El calentamiento global es uno de los factores que están propiciando el
desplazamiento de especies lejos de sus hábitat de origen, pero las actividades humanas
como el comercio y el turismo están detrás de buena parte de estos casos.
La trucha de arroyo ('Salvelinus
fontinalis') fue introducida en los ríos españoles para su pesca recreativa,
pero su avance ha causado un gran daño a las especies locales.
Un caso similar es el de la rana
toro ('Lithobates
catesbeianus'), originaria del este de Norteamérica, muy popular entre los
aficionados de la acuicultura y por su uso gastronómico.
Varias especies
de tortugas de agua dulce que
resultan muy agresivas para los animales nativos de los ríos y lagos españoles
-algunas incluso comen pájaros- también se extendieron después de que se popularizaran
como mascotas y
muchas fueran abandonadas, como la tortuga de orejas rojas ('Trachemys scripta
elegans').
Los visones
americanos ('Neovison
vison') fueron llevados a Europa para criarlos en granjas debido a su apreciada
piel que se usa a menudo en la industria peletera, y proliferaron en los campos
del continente debido en buena medida a las liberaciones organizadas por los
activistas de los derechos de los animales.Estos animales no
sólo representan una "amenaza mayor" para otras especies, sino
incluso para los propios visones europeos, debido a que se convierten en un competidor
directo en la búsqueda de alimentos, pero también por su
agresividad, según los documentos.
Algunas
especies invasoras se han convertido ya en un vecino más y pueden incluso
resultar beneficiosas, como el cangrejo americano o rojo ('Procambarus
clarkii'), que ha reemplazado a la especie ibérica ('Austropotamobius pallipes
lusitanicus') en muchos ríos.
El cangrejo rojo, pese a ser una
especia invasora, también tiene efectos positivos en países como España e
Italia, donde sirve de alimento a otros predadores y además representa un
"valioso
recurso para la población rural" que lo pesca y
comercializa.
En España se capturan entre 2.000 y
3.000 toneladas de estos cangrejos en los últimos años, lo que ha supuesto
"beneficios económicos incuestionables", según la AEMA.
Otro caso curioso es el del conejo
('Oryctolagus cuniculu'), una especie considerada altamente invasora en buena
parte de Europa y que sin embargo es nativa de España, cuyo antiguo nombre,
Hispania, podría hacer referencia a la abundancia de estos mamíferos; y
Portugal.
Pese a ello, estos animales tan comunes
en los campos españoles han llegado a estar en peligro debido a la presión
de los cazadores, las enfermedades o la pérdida de hábitat entre otras causas,
lo que ha obligado a tomar medidas para su preservación.
De la supervivencia de los conejos
dependen otros animales tan emblemáticos para España como el lince ibérico
('Lynx pardinus') o el águila imperial ibérica ('Aquila adalberti'), ambos en
peligro de extinción.