Científicos de
la NASA han descubierto, gracias a las observaciones del telescopio espacial
Chandra, el remanente de una supernova que puede contener el agujero negro más joven de nuestra galaxia,
la Vía Láctea.
Este remanente,
conocido como W49B, se encuentra a
26.000 años luz de la Tierra, aunque la explosión sucedió mil años antes
(si hubiera sido visible, habría impresionado a nuestros antepasados del año
1.013). Lo que resulta inusual, y lo que ha puesto en la pista a los
científicos, es que el remanente no es esférico, como lo son la mayoría, sino
elíptico. Parece ser el producto de una rara explosión en la que la materia es
expulsada a alta velocidad a lo largo de los polos de una estrella giratoria.
El remanente brilla
intensamente en rayos X y otras longitudes de onda, por lo que Chandra pudo
rastrear la evidencia de una explosión peculiar. De esta forma, el observatorio
halló una firma inusual de elementos (hierro, azufre y silicio), repartidos de
tal manera que coinciden con las predicciones para una explosión asimétrica. También
es mucho más alargado y elíptico que la mayoría de los otros restos. Esto
apunta a una muerte inusual de la estrella.
Los autores
examinaron qué tipo de objeto compacto podría haber dejado la supernova.
Generalmente, las estrellas masivas que colapsan en supernovas dejan un núcleo
denso, llamado estrella
de neutrones, uno de los objetos más grandiosos y espectaculares del
Universo, tanto que una simple cucharadita de su materia puede pesar cientos de
millones de toneladas. Pero aquí no había ni rastro. Esta ausencia implica que
podría haberse formado un agujero negro.
Fuente de información:www.abc.es/ciencia
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