Cada día se descubre un gen relacionado
con alguna enfermedad. La información es válida, pero puede ser frustrante: de
nada sirve saber qué gen hay que cambiar o eliminar si no se tienen
herramientas para ello. Un nuevo método permite acercarse a este problema con
más seguridad.
El sistema,
que ha desarrollado el Instituto de Tecnología de Massachusetts (el prestigioso
MIT), es, hasta ahora, el más certero en estos intentos. Desde sembrar el ADN
con genes al azar y esperar que se integren pasando por usar vectores como
virus hasta el uso de medios físicos, como unas tijeras de zinc, muchos métodos
se han intentado. Pero éste tiene la ventaja de que se basa en el conocimiento
exacto del ADN. Este está formado por una secuencia de moléculas encadenadas
(las attgccgta…). Cada fila tiene una secuencia complementaria de ARN, otro
tipo de material genético (en el caso anterior, la uaacggcau) que se ajusta a
ella como un molde. Si se sabe al lado de qué secuencia se quiere cortar el ADN
para incluir un gen (que no es sino otro trozo de ADN) o para eliminarlo, basta
con pegar una enzima llamada nucleasa al final de esa cadena.
El descubrimiento es muy útil para manipular
células individuales o microorganismos como bacterias, pero también podría
usarse en enfermedades causadas por una mutación localizada. Con ello se
evitaría que ocurriera como en algunos
ensayos de terapia génica, donde la imposibilidad de elegir el sitio
de inserción del nuevo material hizo que cayera al lado de un oncogén, con lo
que se estimuló su activación y el resultado fue que en vez de curar de una
enfermedad se causó otra.
De momento el sistema solo se ha
probado en cultivos de células. Los investigadores quieren pasar ahora a
neuronas.
Fuente de información: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/01/03/actualidad/1357228034_473893.html
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