La corteza terrestre está dividida en
fragmentos, balsas de roca sólida que flotan sobre un océano de magma de
una forma similar a como las placas de hielo lo hacen sobre el agua. Las placas
chocan entre sí, se superponen, se rozan y deforman unas a otras dando origen a
nuevas cordilleras montañosas, pero también a violentos terremotos,
que se concentran y son de mayor intensidad precisamente en las zonas de
fricción.
Ahora,
el hallazgo de esta capa de «lubricante» de roca fundida, que suaviza y facilita la interacción de las placas tectónicas y hace posible que se deslicen sobre el manto, puede ayudar a comprender muchos
de los principios básicos de la geología de nuestro planeta, entre ellos el
vulcanismo y los terremotos.
Los investigadores descubrieron la capa
de magma bajo las aguas de América central, a la altura de Nicaragua.
Utilizando técnicas especiales de mapeo del fondo marino, obtuvieron imágenes
de una capa de unos 25 km de espesor, hecha casi por completo de roca fundida
del manto terrestre y justo bajo el borde de la placa de Cocos, precisamente en
el punto en que ésta se desliza por debajo de Centroamérica.
Lo
primero que hicieron los investigadores fue desplegar un gran número de
instrumentos en el fondo del área estudiada, capaces de registrar las señales electromagnéticas naturales de la zona y reflejarlas en un mapa de
la corteza y el manto. Fue así como descubrieron la sorprendente existencia de
la capa «lubricante» de magma.
«Fue
algo totalmente inesperado -asegura el geofísico Kerry Key-. Buscábamos
hacernos una idea del papel que tienen los fluidos en la subducción de placas,
pero descubrimos una capa fundida que no esperabamos encontrar allí en
absoluto. Fue algo realmente sorprendente».
Durante
décadas, los investigadores han debatido sobre la naturaleza de las fuerzas y
de las circunstancias que permiten a las placas tectónicas del planeta
deslizarse a través del manto terrestre. Algunos estudios muestran cómo el agua disuelta en los minerales que
forman las capas superiores del manto contribuye a crear una capa más dúctil y
que facilita el movimiento de las placas que se deslizan encima. Pero nunca ha
sido posible recopilar datos suficientes como para confirmar (o desmentir) esta
teoría.
Fuente de información: www.abc.es/ciencia/
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