Analizando
el patrón dietético de la población adulta española con alto
riesgo cardiovascular, los investigadores han detectado un
consumo elevado tanto de carne roja y embutidos como de pescado.
Pero mientras que comer mucho embutido se asocia con mayor peso y
tasa de obesidad, el consumo de pescado se vincula con una menor
concentración de glucosa y un menor riesgo de diabetes.
En los países mediterráneos, el consumo de alimentos característicos de su dieta natural ha disminuido en las últimas décadas para aumentar el de grasas saturadas, procedentes sobre todo de carnes rojas y bollería industrial.
Analizando los patrones de consumo de carne y pescado en 945 personas entre 55 y 80 años y con alto riesgo cardiovascular, Sotos y su equipo han identificado que la ingesta de carne roja y pescado es elevada. En concreto, el consumo de carne roja en esta población alcanza una media de una vez al día y resulta elevado en comparación con las recomendaciones alimentarias, ya que se vincula con una elevación de la presión arterial, diabetes y un moderado incremento de mortalidad total, en particular por cáncer y enfermedad cardiovascular.
Por el contrario, el pescado está incluido en la dieta mediterránea y tiene efectos cardiosaludables. Se han sugerido varias hipótesis que explican por que el consumo de pescado (blanco o azul) podría estar relacionado con el riesgo de diabetes, y una de ellas es que el aumento de ácidos grasos omega 3 en las células del músculo esquelético mejora la sensibilidad a la insulina.
En cuanto a las diferencias de género, el consumo elevado de grasas saturadas procedentes de la ingesta de carne roja y embutidos (7,4 +/- 4,7 veces por semana) fue mayor en el caso de los hombres. Las mujeres demostraron comer más carne blanca, en particular pavo y pollo. En relación al consumo de pescado (4,5 +/- 2,6 veces por semana), no se encuentran diferencias significativas de género.
En los países mediterráneos, el consumo de alimentos característicos de su dieta natural ha disminuido en las últimas décadas para aumentar el de grasas saturadas, procedentes sobre todo de carnes rojas y bollería industrial.
Analizando los patrones de consumo de carne y pescado en 945 personas entre 55 y 80 años y con alto riesgo cardiovascular, Sotos y su equipo han identificado que la ingesta de carne roja y pescado es elevada. En concreto, el consumo de carne roja en esta población alcanza una media de una vez al día y resulta elevado en comparación con las recomendaciones alimentarias, ya que se vincula con una elevación de la presión arterial, diabetes y un moderado incremento de mortalidad total, en particular por cáncer y enfermedad cardiovascular.
Por el contrario, el pescado está incluido en la dieta mediterránea y tiene efectos cardiosaludables. Se han sugerido varias hipótesis que explican por que el consumo de pescado (blanco o azul) podría estar relacionado con el riesgo de diabetes, y una de ellas es que el aumento de ácidos grasos omega 3 en las células del músculo esquelético mejora la sensibilidad a la insulina.
En cuanto a las diferencias de género, el consumo elevado de grasas saturadas procedentes de la ingesta de carne roja y embutidos (7,4 +/- 4,7 veces por semana) fue mayor en el caso de los hombres. Las mujeres demostraron comer más carne blanca, en particular pavo y pollo. En relación al consumo de pescado (4,5 +/- 2,6 veces por semana), no se encuentran diferencias significativas de género.
Fuente
de información: www.muyinteresante.es
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