El
escorpión de corteza de Arizona(Centruroides), un habitante de los
desiertos del suroeste de los Estados Unidos, es uno de los más
peligrosos del mundo, conocido por causar una de las picaduras más
dolorosas del reino animal. Su veneno es tan potente que puede acabar
con la vida de un ser humano. Sin embargo, nada de esto parece
importar a los ratones saltamontes(Onychomys torridus), que
encuentran en ellos una deliciosa cena sin que el picotazo de su
aguijón parezca molestarles lo más mínimo. Estos roedores han
desarrollado una resistencia única al veneno del alacrán.
Esta
evolución hacia la reducción del dolor ocurre en muy pocas
ocasiones en la naturaleza, porque el dolor, aunque desagradable,
juega un papel esencial para advertir a un organismo del daño
tisular. Sin embargo se ha descubierto que la toxina del escorpión
de corteza actúa como un anestésico en esta especia de ratones.
Según explican en la revista Science, el veneno inhibe la activación
de las neuronas sensoriales de estos animales, pese a que están
fuertemente activadas en ratones domésticos.
El
hallazgo podría servir en el futuro para conocer mejor los
mecanismos del dolor en los seres humanos y crear analgésicos más
efectivos.
Fuente de información: www.abc.es/ciencia/
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