
El
por qué algunas personas son más o menos susceptibles a contagiarse
del bostezo espontáneo sigue
siendo un misterio,
ya que, incluso las personas que presentan autismo o esquizofrenia
(que implican un deterioro de las habilidades sociales) también
sufren de esta “transmisión del bostezo”, aunque en menor
medida.
El
trabajo, que ha sido publicado en la revista Plos
One,
explica que el
contagio del bostezo puede disminuir con la edad y no está vinculado
con el cansancio,
el aburrimiento
o los niveles de energía.
Para
descartar esta relación con la empatía,
el equipo de investigadores realizó un experimento
con 328 voluntarios:
todos ellos fueron sometidos a pruebas cognitivas, una encuesta
demográfica y un cuestionario sobre empatía, somnolencia y energía.
Además, los participantes tuvieron
que ver un vídeo de 3 minutos de bostezos ininterrumpidos.
Los resultados arrojaron que 222 de los participantes respondieron al
contagio del bostezo al menos una vez. Sin embargo, el examen del
resto de datos determinó que la
empatía no ejercía ningún tipo de conexión con el bostezo, y sí
la edad del participante.
A mayor edad, los individuos eran menos propensos a bostezar.
Fuente de información: www.muyinteresante.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario