En el período comprendido entre la adolescencia hasta la
edad adulta temprana, el cerebro sigue en desarrollo, y es precisamente la
etapa que coincide con el grupo de edad que más suele fumar. Los efectos en el
desarrollo físico del cerebro de los jóvenes adultos han sido expuestos en el último
estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y publicado en la
revista Neuropsychopharmacology.
La clave para llegar a esta conclusión se encontró en la ínsula, una parte de la corteza
cerebral ubicada profundamente en la superficie lateral del cerebro y que está
involucrada en los sentimientos y en la toma de decisiones relacionadas con
ellos (dolor, odio, miedo, felicidad, tristeza...). El hecho de haberse
centrado para la investigación en esta parte concreta del cerebro, viene dado
porque la ínsula juega un papel muy
importante en el sostenimiento de la dependencia al tabaco.
Tras examinar los historiales y esta zona en particular
del cerebro de 42 participantes con edades comprendidas entre los 16 y los 22
años, los investigadores encontraron que el grosor cortical de la ínsula
de los fumadores era mucho más delgado que el de los no fumadores. Y no sólo eso: cuantos más
cigarrillos al día fumaba el sujeto, más fino era ese grosor.
Los resultados del estudio concluyen que los jóvenes
fumadores pueden experimentar ciertos cambios en la estructura del cerebro y que, esta modificación
no solo sucede con los jóvenes que han fumado durante un largo período de
tiempo, sino también con aquellos que lo han
hecho desde hace poco.
El estudio sugiere que los cambios
neurobiológicos que
se producen por fumar durante este período crítico del desarrollo, podrían
explicar por qué los adultos que comenzaron a fumar a una edad temprana
quedaron finalmente enganchados al
tabaco durante toda su vida.
Fuente
de información: www.muyinteresante.es
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